ya me habitué a mi
a mi andar por la casa
silenciosa, pidiendo a Dios no suene ni el teléfono
ayer soñé, que me crecían las barbas
largas , largas con ellas,
tirada
sobre mi cuerpo desnudo
y barbado
miraba las estrellas
y ya no les pedía nada
nos contemplábamos mutuamente
embelesadas
yo, de su belleza
ellas, de mis barbas
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