A las palabras sueltas
A los pensamientos desvariados.
Sucumbo, a sus ojos negros
A la excitación que provoca en otras personas
A su arrebatadora presencia.
Sucumbo al espacio que hace suyo, sucumbo a su voz
A su música, a la música que es su andar, su hablar
su parpadear.
Sucumbo a todo lo que pasa dentro de mi cuando la miro
Sucumbo a lo que descubrí de mí, después de sucumbir ante ti.
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